Daisy Sánchez Collazo
Por décadas, Puerto Rico ha transitado por un camino marcado por el desgaste institucional, el autoritarismo fiscal y la frustración ciudadana frente a promesas rotas y estructuras políticas obsoletas. En ese escenario complejo, emerge una nueva narrativa: la de un liderazgo comprometido con la transformación profunda, parido desde las luchas comunitarias y la militancia social. Ese es el espíritu que anima la postulación de la abogada y activista Eva Prados Rodríguez a la coordinación general del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).El anuncio de Prados es una apuesta al colectivo.
Durante el mensaje pronunciado esta semana, Prados anunció su disposición a asumir el liderazgo del MVC, en medio de su proceso de reorganización interna y renovación estratégica. El planteamiento no sólo presenta una candidatura, sino una visión compartida, acompañada por figuras de diversas disciplinas y regiones. Entre ellas, el psicólogo comunitario Reginald “Reggie” Smith, propuesto para la subcoordinación general; y un equipo de trabajo con perfiles comprometidos con causas como la educación, la salud mental, el sindicalismo, la justicia ambiental y la fiscalización institucional.
La propuesta de Prados no surge en el vacío. Responde a una necesidad histórica de construir un modelo político que no dependa de caudillos ni clientelismo, sino que se alimente de las causas que han movilizado a miles de puertorriqueños y puertorriqueñas durante las últimas décadas.
El Movimiento Victoria Ciudadana nació oficialmente el 11 de marzo de 2019 frente al Teatro Tapia en el Viejo San Juan, con una plataforma que integraba tres ejes fundamentales: el rescate de las instituciones públicas, la reconstrucción social y económica del país, y la descolonización. Fue un acto histórico que reunió voces como las de Alexandra Lúgaro, Manuel Natal, Ana Irma Rivera Lassén, Rafael Bernabé, entre otras figuras que, desde distintas trincheras, convergieron en la urgencia de ofrecer al país una alternativa política honesta, diversa y radicalmente democrática.
Ese espíritu fundacional se reitera hoy con fuerza en la voz de Prados, quien plantea que “aún quedan metas urgentes por cumplir”. La necesidad de resistir el desmantelamiento del Estado, de enfrentar la crisis climática y social con propuestas viables, y de devolverle al país una brújula moral frente a la dictadura fiscal, son componentes clave de su aspiración.
En su intervención, Prados no esquivó la crudeza del momento que vive el país: denunció el desgobierno impulsado por el Partido Nuevo Progresista, el poder autoritario de la Junta de Control Fiscal, los ataques sistemáticos contra las luchas sociales, y un modelo de deuda pública que “asfixia el presente y cancela el futuro”. Mencionó también las múltiples crisis que aquejan a Puerto Rico: un sistema eléctrico ineficiente, una educación pública disfuncional, salarios de pobreza, falta de vivienda digna, y el recrudecimiento del colonialismo federal.
Este panorama, lejos de paralizar, parece impulsar su propuesta: demostrar desde la acción y el desprendimiento que otro país es posible. En palabras de Prados, se trata de usar el MVC como “una herramienta para potenciar el cambio que necesitamos en los espacios de poder gubernamental”.
Uno de los puntos más discutidos ha sido el balance electoral de la Alianza de País entre el MVC y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Lejos de marcarla como un error, Prados la calificó como una jugada histórica que abrió nuevas posibilidades para la izquierda puertorriqueña. Reconoció que “esperábamos más”, pero llamó a retomar conversaciones con quienes se hayan alejado del proyecto y a abrir las puertas a nuevos liderazgos.
Su visión es clara: este movimiento debe permanecer como un espacio de alianzas activas, que se nutra de la diversidad sin perder el foco en sus objetivos transformadores.
Aunque reconoció que es “una conversación prematura”, no cabe duda de que el perfil público de Prados y su trayectoria política la colocan como una posible candidata a la gobernación en el próximo ciclo electoral. Sin embargo, su enfoque inmediato está puesto en organizar, fortalecer y expandir la base del MVC, apostando por una renovación que sea horizontal, honesta y sostenible.
En tiempos donde la desconfianza política parece haberse normalizado, figuras como Eva Prados proponen un enfoque distinto: liderar con integridad, desde la calle, desde el aula, desde el activismo. Su candidatura encarna la posibilidad de reconectar el poder con la gente, de transformar no solo los discursos, sino las estructuras.
El Movimiento Victoria Ciudadana se enfrenta hoy a un nuevo reto: consolidar su rol como vehículo de cambio profundo, retomar sus raíces fundacionales, y caminar hacia una verdadera soberanía política, social y económica. La propuesta de Prados es más que una candidatura—es una invitación a imaginar un país distinto.
