Daisy Sánchez Collazo
En su más reciente “mensaje de situación”, el alcalde Miguel Romero Lugo proclamó que “el gobierno de San Juan sí funciona”, destacando avances en infraestructura, seguridad, servicios sociales y desarrollo económico. Con cifras millonarias y un extenso listado de obras, presentó una ciudad en progreso, segura y bien atendida. Pero mientras el discurso oficial se viste de éxito, la realidad que viven miles de residentes revela otra cara: una ciudad que excluye, que silencia, que abandona.
La delegación del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) en la Legislatura Municipal ha documentado una serie de denuncias que contradicen directamente las afirmaciones del alcalde, revelando un San Juan que, para muchosy muchas, sigue sin responder a sus necesidades más urgentes. A través de actas legislativas y la revista Desde el Hemiciclo, se ha expuesto lo que el mensaje oficial no menciona: la falta de transparencia, el deterioro ambiental, el abandono social y la exclusión ciudadana.
Romero celebró la ejecución de 33 proyectos de mejoras permanentes por $31 millones, y una inversión total estimada de $762 millones en obras en distintas etapas. Entre ellas, la rehabilitación de escuelas, centros de salud y espacios públicos como el Parque Central y el Coliseo Roberto Clemente. Pero muchas de estas obras se ejecutan sin participación comunitaria, sin rendición de cuentas y sin atender las verdaderas prioridades de los barrios más vulnerables y otros sectores de la ciudad. ¿De qué sirve pavimentar avenidas si se ignora el deterioro de comunidades enteras?
Como portavoces del MVC en la legislatura de San Juan, junto a la Dra. Norma Devarie Díaz, hemos denunciado que muchas de estas obras carecen de transparencia en su planificación y ejecución. Denunciamos que no se ha consultado adecuadamente a las comunidades, y que zonas históricamente marginadas siguen sin recibir atención proporcional. Además, hemos cuestionado ordenanzas que restringen el uso libre de plazas y parques, lo que constituye un retroceso en la participación ciudadana.
Mientras el alcalde omitió referencias a políticas ambientales en su mensaje, nuestra delegación ha levantado la voz contra proyectos que amenazan los recursos naturales de San Juan. Entre ellos:
- Dragado del río Piedras: Las legisladoras municipales denunciaron que la Ordenanza 21, que facilita servidumbres de paso para canalizar el río, contradice resoluciones previas que reconocían su valor ecológico. La Coalición Comunitaria de la Cuenca del Río Piedras ha exigido estudios ambientales adecuados y la protección del ecosistema urbano.
- Construcción en el bosque de Cupey: El proyecto Paseo La Cima, que implica la deforestación del único bosque urbano en Cupey, ha sido calificado como una “masacre ecológica”. La delegación se unió a la petición de las comunidades que solicitaron investigar la venta irregular de terrenos y detener el avance de la obra.
Estas denuncias revelan una ausencia de políticas municipales para enfrentar el cambio climático, conservar zonas verdes y educar a la ciudadanía sobre sostenibilidad. ¿Qué clase de ciudad funciona si sacrifica sus pulmones verdes?
Romero destacó también el fortalecimiento de la Policía Municipal con 117 nuevos agentes, 100 cadetes en formación y tecnología como cámaras, lectores de tablillas y botones de pánico. También mencionó mejoras en la respuesta a emergencias médicas.
Sin embargo, las portavoces hemos criticado ordenanzas que limitan el acceso a dependencias municipales para personas con el rostro cubierto, mientras favorecen que los agentes policiacos (federales, estatales y municipales) las utilicen, lo cual vulnera derechos civiles y afecta a comunidades marginadas. Además, cuestionamos la falta de enfoque en la prevención del crimen y la atención a causas estructurales como la pobreza y el sinhogarismo.
El alcalde también resaltó programas para adultos mayores, personas sin hogar y víctimas de violencia, incluyendo la entrega de miles de comidas, servicios de salud y vivienda permanente para algunos participantes.
Pero ya hemos advertido que el sinhogarismo crónico sigue en aumento, especialmente entre jóvenes de 18 a 24 años y que la falta de coordinación entre agencias y la escasez de vivienda asequible impiden soluciones sostenibles. Además, hemos señalado que el gobierno municipal no ha adoptado un plan integral para enfrentar esta crisis social. ¿Qué ciudad funciona si deja a su gente en la calle?
El alcalde también afirmó que su administración trabaja “por nuestra gente”, pero el MVC en la legislatura municipal ha denunciado prácticas legislativas opacas y excluyentes. A través de la su revista Desde el Hemiciclo, hemos exigido mayor acceso público a información presupuestaria y procesos legislativos y propuesto convertir a San Juan en una ciudad santuario para proteger las comunidades inmigrantes.
Romero dice que gobierna “por nuestra gente”. Pero el MVC ha denunciado prácticas legislativas opacas, exclusión en procesos presupuestarios y obstáculos a la libre expresión en espacios públicos. ¿Qué democracia funciona si no escucha?
La diferencia entre ambas visiones no solo es de percepción: es de prioridades. Mientras el discurso oficial se enfoca en infraestructura y seguridad, las voces ciudadanas reclaman justicia ambiental, participación real y equidad social.
El “San Juan que funciona” del alcalde Miguel Romero Lugo se construye sobre cifras, obras y promesas. Pero el “San Juan que no funciona” para muchos residentes se vive en la falta de vivienda, la destrucción de espacios naturales, la exclusión de decisiones públicas y la ausencia de políticas ambientales y sociales integrales.
San Juan merece más que un mensaje de situación. Merece una transformación profunda que escuche, incluya y proteja a todos sus habitantes. El “San Juan que funciona” del alcalde es una vitrina. El San Juan que no funciona para sus residentes es el que exige transformación.
La ciudad capital merece más que propaganda, merece un gobierno que funcione para todos y todas.
