Dra. Norma Devarie Díaz
Un sistema de salud al borde del colapso
La crisis de salud que atraviesa Puerto Rico se refleja con crudeza en una de las piezas fundamentales del sistema: los profesionales de enfermería.
El exceso de trabajo, interminables horas extras sin una compensación justa, la escasez de materiales esenciales y las limitadas oportunidades de crecimiento profesional no son solo desafíos—son pruebas de un sistema que se tambalea. Esta semana, la desesperación ha llegado al límite con el anuncio de un "White flu" por parte de enfermeros agotados de alzar la voz sin recibir respuestas.
Como médico y Legisladora Municipal de San Juan, observo con preocupación la alarmante situación en los hospitales del área metropolitana. Día tras día, los enfermeros atienden un número excesivo de pacientes, sacrifican su bienestar en turnos agotadores, buscan múltiples empleos para sobrevivir y se ven obligados a asumir responsabilidades más allá de su rol. La frustración de atender pacientes apresuradamente para administrar medicamentos a tiempo es una constante, y la llegada de nuevas órdenes médicas solo intensifica el caos.
Esta crisis no es nueva. Hace más de dos décadas denunciamos la fuga de profesionales de la salud en Puerto Rico, y los enfermeros no han sido la excepción. Su preparación es tan destacada que son reclutados en Estados Unidos. Otros optan por trabajos en oficinas médicas, laboratorios y farmacéuticas, donde las condiciones laborales son más dignas y el sueldo más competitivo.
Mientras tanto, la población envejece y la demanda de hospitalización aumenta, justo cuando los hospitales enfrentan quiebras o problemas financieros severos. Incentivar que más personas estudien enfermería y permanezcan en hospitales es un reto titánico. Ha llegado el momento de tomar decisiones radicales para enfrentar esta crisis que se despliega ante nuestros ojos.
¿La escasez de enfermeros en hospitales nos obliga a replantearnos la cantidad de hospitales que realmente podemos sostener? ¿Debemos concentrar el poco personal disponible en los centros más críticos? Un ejemplo que merece análisis es el hospital de Vieques, una inversión de 95 millones de dólares. ¿Es realmente necesario un hospital de tal magnitud si no hay suficiente personal para operarlo?
Puerto Rico debe detenerse a reflexionar sobre el rumbo de su sistema de salud y, en particular, sobre la situación de los profesionales de enfermería. Tarde o temprano, todos seremos pacientes y dependeremos de su cuidado. Ignorar esta crisis hoy es condenarnos a una realidad aún más sombría mañana