Daisy Sánchez Collazo

 En el escenario político puertorriqueño, dominado por el bipartidismo del Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD), el surgimiento del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) representa un giro significativo hacia la pluralidad democrática. Su reciente certificación como partido político por la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) en noviembre de 2025 no solo valida su esfuerzo organizativo, sino que también abre una nueva etapa en la discusión pública, donde voces alternativas pueden incidir con mayor fuerza en el rumbo del país aportando al fortalecimiento de la democracia en Puerto Rico.

Durrante conferencia de prensa, 6 de noviembre de 2025 (suministrada)

Fundado en 2019, el MVC surgió como respuesta a la crisis de legitimidad que atravesaban los partidos tradicionales. Su propuesta se centró en la justicia social, la equidad de género, la transparencia gubernamental y la participación ciudadana. En las elecciones de 2020, logró representación legislativa y municipal, consolidándose como una fuerza emergente con un gran potencial de crecimiento.

En las elecciones generales de 2024, el MVC decidió participar en una alianza electoral con el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), respaldando la candidatura a la gobernación de Juan Dalmau. Aunque la alianza generó entusiasmo en sectores progresistas, el MVC no alcanzó el mínimo de votos íntegros requeridos por el Código Electoral para conservar su franquicia como partido político. Esta pérdida lo obligó a iniciar un nuevo proceso de reinscripción en 2025, evidenciando las limitaciones del sistema electoral para acoger y sostener proyectos políticos alternativos.

Celebración de la certificación del MVC por la CEE. En primer plano Eva Prados, Coordinadora General del MVC.

Durante el proceso de reinscripción, el MVC enfrentó múltiples desafíos. La CEE le exigió recoger más de 22,468 endosos, una tarea compleja que se vio entorpecida por trabas burocráticas, demoras en validaciones y falta de acceso digital para los electores. A pesar de estas dificultades, el MVC superó el umbral requerido, demostrando una capacidad organizativa notable y un respaldo ciudadano creciente.

En paralelo, el movimiento enfrentó disputas legales con la CEE durante el proceso eleccionario. En agosto de 2024, demandó el diseño de las papeletas por considerar que los espacios negros en la sección de nominación directa podían confundir al elector y anular votos válidos. Aunque el tribunal desestimó la demanda, el MVC visibilizó la necesidad de reformar el sistema electoral para garantizar mayor claridad y equidad. En septiembre del mismo año, impugnó la decisión de no extender la fecha límite de inscripción de electores, argumentando que se estaba limitando el derecho al voto de miles de ciudadanos. Estas acciones judiciales consolidaron al MVC como un actor político que no solo participa en elecciones, sino que también fiscaliza y denuncia las fallas del sistema.

Este 6 de noviembre de 2025, la CEE certificó oficialmente al MVC como partido político, reconociendo su cumplimiento con todos los requisitos legales. Esta certificación le permite participar plenamente en las elecciones de 2028, presentar candidatos en todas las papeletas, recibir fondos públicos y tener representación oficial en procesos electorales. Más allá de lo administrativo, este logro representa una victoria simbólica para los sectores que buscan una alternativa al bipartidismo y una democracia más inclusiva.

La democracia no se limita al acto de votar; es un sistema que exige participación activa, deliberación pública y representación plural. En contextos donde un solo partido controla el Ejecutivo, el Legislativo y tiene influencia en el Judicial —como ocurre actualmente con el PNP—, la existencia de voces alternativas como la del MVC se vuelve indispensable.

Eva Prados, Coordinadora General MVC, durante conferencia de prensa (suministrada)

La pluralidad política permite que se escuchen propuestas distintas, que se fiscalicen las decisiones del poder y que se visibilicen temas ignorados por el discurso dominante. El MVC ha introducido debates sobre justicia ambiental, derechos laborales, equidad de género, descolonización y reforma institucional, obligando a los partidos tradicionales a elevar el nivel del debate político.

Además, moviliza a sectores sociales históricamente marginados —jóvenes, mujeres, comunidades LGBTQ+, trabajadores— fortaleciendo el vínculo entre la sociedad civil y el Estado. Su presencia en el escenario político no solo amplía el menú electoral, sino que revitaliza la democracia al demostrar que el sistema puede adaptarse, abrirse y transformarse.

La trayectoria del Movimiento Victoria Ciudadana es testimonio de la capacidad de los pueblos para resistir, organizarse y transformar sus sistemas políticos. Desde su fundación hasta su reciente certificación como partido político, el MVC ha enfrentado y superado obstáculos que evidencian las limitaciones del sistema electoral puertorriqueño. Su consolidación no solo fortalece la democracia en Puerto Rico, sino que demuestra que la pluralidad política es el camino hacia una sociedad más justa, participativa y representativa. En tiempos de concentración de poder y crisis institucional, voces como las del MVC son esenciales para mantener viva la esperanza democrática.