Daisy Sánchez Collazo
Desde hace más de tres meses, parques y plazas bajo la custodia del Municipio de San Juan han sido cerrados al público por orden de la administración del alcalde Miguel Romero Lugo, bajo el argumento de que se realizarían remodelaciones. Lo preocupante es que, hasta la fecha, en la mayoría de ellos las remodelaciones prometidas no han iniciado. Las comunidades afectadas han expresado su indignación, señalando que los cierres deberían ocurrir únicamente cuando las obras estén listas para comenzar, no como una medida anticipada que priva a los ciudadanos de sus espacios sin justificación operativa.
Este cierre prolongado ha levantado sospechas entre residentes y líderes comunitarios, quienes consideran que podría tratarse de una estrategia política para favorecer la imagen del alcalde, creando la impresión de que se está trabajando intensamente en toda la ciudad. En lugar de ver brigadas de construcción, lo que se observa son verjas cerradas, parques vacíos y una ciudadanía frustrada por la falta de transparencia y acción.
Cerrar o descuidar estos lugares tiene un costo alto, no solo económico, sino emocional y social. La inversión del Municipio de San Juan en programas como Tus Parques en Forma demuestra que mantenerlos abiertos es una apuesta por el bienestar colectivo. Pero si dicha inversión se convierte en propaganda sin ejecución, el daño al tejido social es aún mayor.
La ciudadanía merece saber cuando sus parques volveran a estar disponibles para su disfrute. A esos fines la delegación del Movimiento Victoria Ciudadana en la legislatura municipal de San Juan presentó una Resolución para requerir al Municipio de San Juan, por conducto de su alcalde Miguel Romero Lugo, que informe a esta Legislatura Municipal el estado actual, cronograma de inicio y fecha estimada de culminación de los trabajos de mejoras en los parques y plazas que han sido cerrados al público por más de tres meses, y que se identifique específicamente el calendario de ejecución para cada instalación
Debemos recordar que a pesar del abandono reciente, estos espacios públicos representan mucho más que áreas verdes: son monumentos vivos a figuras que marcaron la historia de Puerto Rico y del mundo hispano.

Placita de Roosevelt
Honra al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, impulsor del New Deal y del Estado benefactor. Este espacio ha sido sede de festivales por más de cuatro décadas. En este un enorme letrero anuncia las mejoras a un costo de $1.8 millones desde hace meses.

Parque Dr. José Narciso Gándara Cartagena
Celebra al médico que atendió a los heridos de la Masacre de Ponce y defendió los derechos humanos desde la medicina y la política. Su parque es hoy símbolo de reflexión y justicia. Este parque lleva también meses cerrados y la rehabilitación segun los vecinos “va ha paso de tortuga.”

Parque Manolo Muñiz
Aunque no se cuenta con una biografía oficial, se presume que fue una figura local significativa en Hato Rey. El parque representa el reconocimiento comunitario a líderes cotidianos. En este caso el parque comunitario continua abierto. Pero se cerro el área de la cancha con la promesa de rehabilitarla y construir un gazebo y área de juegos pasivos. De esto van meses.

Plaza Antonia Quiñones
Ubicada en Condado, esta plaza lleva el nombre de una figura local preservada por la comunidad. Es un espacio de identidad vecinal y memoria colectiva. El parque se cerró completamente para una rehabilitación de $2.1 millones. Apenas esta semana iniciaron los trabajos pero el parque fue cerrado meses antes.

Placita de Hostos (Viejo San Juan)
Rinde homenaje al educador y filósofo Eugenio María de Hostos, defensor de la independencia puertorriqueña y la educación científica. Figura clave del pensamiento latinoamericano. Esta placita se cerró en junio y no fue hasta septiembre que inicio la rehabilitación a un costo de $1.2 millones.

Plaza de Armas
Fundada en 1521, es el corazón histórico del Viejo San Juan. Su nombre proviene de las prácticas militares españolas y representa el origen urbano de la capital.
Estos parques no solo conservan la historia, sino que también la activan. En ellos se celebran actividades como teatro al aire libre, ferias de artesanía, clases de yoga, carreras urbanas y festivales musicales. Son espacios donde se cruzan generaciones, se fortalecen vínculos y se construye ciudadanía.
Experiencias internacionales como las de Barcelona, Atlanta o Ciudad de México confirman que los parques bien diseñados y gestionados pueden transformar comunidades enteras. Aplicar estas ideas en San Juan implica fomentar el diseño participativo, promover alianzas público-privadas, integrar programas de salud y cultura, y sobre todo, reconocer que cada árbol, cada banco y cada rincón de estos espacios cuenta una historia que merece ser escuchada.
Los parques de San Juan son mucho más que pulmones urbanos: son el alma de la ciudad. Silenciarlos sin acción es apagar esa voz colectiva que da vida a nuestra capital.






