Daisy Sánchez Collazo
“Turista” de Bad Bunny es más que un bolero moderno: es una elegía política que canta las heridas de Puerto Rico. En su doble lectura, la canción se convierte en espejo de un país que, como un corazón roto, aún espera ser comprendido.
Puerto Rico, isla de encantos y desencantos, parece hoy un escenario donde el bolero ha vuelto a sonar, pero no como antes. Actualmente, no solo se expresa la pérdida de vínculos afectivos, sino también una preocupación colectiva ante situaciones de abandono, desplazamiento por actividades turísticas y gentrificación, así como una percepción de falta de protección por parte de quienes tienen la responsabilidad de velar por el bienestar social. En este contexto, “Turista” de Bad Bunny se erige como un bolero moderno, con la melancolía intacta pero con una carga política que lo transforma en manifiesto.
Originado en Cuba hacia finales del siglo XIX, el bolero se caracterizó por expresar sentimientos intensos, como la pasión, el duelo y la nostalgia. Con el tiempo, se convirtió en símbolo de la identidad latinoamericana, cruzando fronteras y generaciones. Cuando Laura Pausini o Carla Morrison interpretan "Turista" con sus destacadas capacidades vocales, la balada adquiere un matiz romántico y representa una reflexión sobre lo efímero. Pero en la voz de Bad Bunny honda, aspera y emocional, el bolero se convierte en denuncia. El turista ya no es solo el amante fugaz, sino el símbolo de quienes llegan, disfrutan y se marchan sin mirar atrás, dejando tras de sí un país herido.
Puerto Rico, en esta lectura, es el cuerpo amado que ha sido visitado pero no comprendido. La corrupción ha echado raíces profundas: el sistema de salud colapsa, la educación se desmorona, los recursos naturales se entregan al mejor postor. Las elecciones se convierten en espectáculo, y los bienes del pueblo se reparten como trofeos. El descaro político se ha institucionalizado, y el pueblo, cada vez más marginado, observa cómo su historia se convierte en postal para turistas.
En el videoclip de “Turista”, Bad Bunny incluye un texto sobre el Grito de Lares, evocando la lucha por la independencia de 1868. Es un guiño a la memoria histórica, una forma de decir que el dolor de hoy tiene raíces antiguas. El bolero, entonces, no solo canta al amor perdido, sino también a la patria olvidada. https://www.letras.com/bad-bunny/turista/significado.html
¿Está Puerto Rico dispuesto a bailar este bolero? Tal vez sí, pero no con los pasos de siempre. Esta vez, el baile es también resistencia. Es la danza de quienes no se rinden, de quienes aún creen que la música puede ser trinchera, que el arte puede ser refugio y arma. “Turista” nos invita a mirar más allá de la melodía, a escuchar el llanto detrás del ritmo, a entender que el bolero también puede ser revolución.
Porque en Puerto Rico, el bolero no ha muerto. Solo ha cambiado de tono. Y Bad Bunny, con su voz y su verso, lo ha convertido en grito de rebeldía y denuncia.
